La piedra de Sísifo
............................................................................................................................. No me busquéis en la tierra. Buscadme más adentro, por debajo del cosmos y la sangre. Mi viaje transcurre en los umbrales del Hades, en aquel lugar donde según Dante era necesario olvidar toda esperanza, más allá del Cerbero, rodeado por mis buenos amigos Ixión, Tántalo y Prometeo –todos ellos circulares– y la vieja compañera Tisífone, el azote de las perras. Dicen las viejas leyendas que fui condenado a subir por la misma pendiente con una piedra en mis brazos durante toda la eternidad. No es torpeza que la piedra caiga en la cima, como no es vanalidad mi camino. Aquellos que denuncian la futilidad de mi trabajo son los mismos que dicen no arrepentirse de su pasado, que dicen que volverían a cometer los mismos errores y a vivir la misma vida. Pues yo les digo que así será. Porque tú mismo, que ahora estás leyendo estas palabras, estarás condenadas a leerlas durante toda la eternidad. ............................................................................................................................. Nihil sub sole novum dijo Salomón en el Eclesiastés I, 10. Unas palabras que volvieron a repetirse, condenadas a su propia verdad, en el prólogo de Eunuco de Terencio: Nullum est jam dictum, quod dictum sit prius. Algunos de mis profetas caminan sobre la tierra, como ese viejo Zaratustra, que hablaba a través de los labios de Nietzsche, que no hacía sino repetir ideas de Platón, de Aristóteles y sobre todo de Anaximandro. Porque en un mundo que tiene un número de elementos finitos y un tiempo infinito la repetición es necesaria. Por eso subo la misma piedra una y otra vez. El tiempo circular, el tiempo mágico, el tiempo de los sueños, el tiempo del arte, ese es mi tiempo. Ese es el tiempo que os roza, os amenaza y os gratifica. ............................................................................................................................. Así he venido a abolir vuestro tiempo judeo-cristiano, que no ha hecho más que venderos la falsa moneda de la salvación, vuestro pasado, presente y futuro, porque la circularidad no se mide, envuelve a la propia medida. El tiempo del arte es el tiempo de las repeticiones, de las recurrencias, de la intertextualidad. Ya dijo Borges que todos los artistas no hacen más que variaciones sobre menos de una media decena de temas: el amor, la vida, la muerte, la eternidad, la infinitud, el bien y el mal. Poco más. No veáis en mí al reo que soy, sino al artista que trabaja la piedra con la misma proporción que utiliza Miguel Ángel. No diré nada nuevo. Simplemente repetiré lo que otros han dicho. Pero esta es mi piedra, que ahora comparto con vosotros. ............................................................................................................................. Hace ya algunos años, al comenzar mi carrera universitaria, surgió la posibilidad de editar una revista literaria con unos amigos y compañeros universitarios. Éramos entonces más jóvenes, y más ilusionados con el espíritu universitario, muy lejano aún del desengaño posterior. Conseguimos llegar no poco lejos con nuestro empeño. Ya teníamos el visto bueno del vicedecano, habíamos conseguido una subvención, habíamos hablado con la imprenta y seleccionado los textos. Pero la revista no pudo seguir adelante. No logramos ponernos de acuerdo con el nombre, y todo quedo en el intento. Ahora pienso que debajo de ese problema superficial se encontraban una disparidad de opiniones y de gustos demasiado fuertes. Y puesto que toda revista debe escoger una línea ideológica, ideológica, no pudimos concretar lo esencial. ............................................................................................................................. Yo, en cambio, me quedé con las ganas de hacer la revista. Mi nombre, La piedra de Sísifo, probablemente no fuera ni mejor ni peor que otros nombres; pero tenía la interesante peculiaridad de ser mío. Finalmente internet y el mundo de los blogs me ofreció la oportunidad de darle forma a una idea que me venía rondando la cabeza desde hacía años. Este blog, no nace, pues, con pretensiones de blog, sino de revista literaria. De momento es la forma más cómoda y sencilla de hacer realidad un sueño. No descarto, sin embargo, la posibilidad de publicar una revista de papel y tinta en un futuro, cuando mi vida profesional se haya estabilizado, y tal vez si consigo la ayuda necesaria para conseguirlo. De momento espero que disfrutéis en este pequeño espacio donde trato todos aquellos temas que me interesan, relacionados con el arte y el conocimiento humano. ............................................................................................................................. Alejandro Gamero Parra.